Los páramos son ecosistemas únicos y delicados.
Estos se caracterizan por encontrarse a altitudes mayores a
3000 metros sobre el nivel del mar. Por lo que presentan bajas temperaturas,
alta radiación UV, bajos niveles de oxígeno y fuertes vientos fríos.
Debido a estas condiciones existen fuertes
limitaciones para las criaturas que viven allí, por lo que el crecimiento de
las plantas y la descomposición de la materia orgánica es lenta. Estas
condiciones anteriormente mencionadas hacen que este ecosistema sea bastante
frágil a cualquier tipo de alteración.
En este ecosistema se encuentran muchas especies únicas. Las
plantas que viven allí por lo general son matorrales y arbustos, esto se debe a
que se presenta un poco absorción de nutrientes por parte de las raíces. También los animales tienden a ser pequeños
siendo los más notables los venados y el oso de anteojos.
Estos inhóspitos lugares son bastante importantes debido a
que allí se regula y se genera el agua que alimenta los ríos y refresca a las
personas que viven debajo de las montañas.
En este ecosistema también se encuentran especies únicas,
las cuales ayudan a mantener el funcionamiento ecológico de este hábitat. Pero
muchas de las criaturas que viven en este lugar están adaptadas a estas
condiciones específicas, por lo que son muy vulnerables al cambio climático, el
cual cambia las condiciones a los que las especies ya estaban acostumbradas e
incluso trae cambios a la dinámica de ecosistemas. Un ejemplo de esto es que el
aumento de la temperatura permite la proliferación de escarabajos, polillas y hongos
que terminan siendo plagas de las plantas.
También a las actividades económicas masivas que se realicen
en el páramo traen consecuencias. Por ejemplo, la siembra de pastos para
ganadería, genera que la hierba detenga la sucesión ecológica y por lo tanto no
crezcan plantas nativas, ya que las especies de pasto son altamente
competitivas y absorben los pocos nutrientes y el agua que hay en suelo del
páramo.
En este calmado lugar encontramos plantas como chusques
(Chusquea), puyas (Puya) y encenillos (Weinmannia), pero la especie más
representativa de este ecosistema es el frailejón (Espeletia), esta planta solo
se encuentra en los páramos de Sudamérica.
Este grupo de plantas presenta un tallo grueso y en la parte
superior, sus hojas suculentas y velludas forman una roseta en forma de
espiral. Este tipo de adaptaciones le ayuda a adaptarse a condiciones extremas
como la radiación UV, el frío y la escasez de agua.
Espeletia grandiflora, planta que recibe el nombre del gran
frailejón es aquella que a pesar de las adversidades de su hogar se ha impuesto
con un tamaño de dos metros, destacando sobre los matorrales y otras especies
de frailejones, un logro teniendo en cuenta que destaca sobre el resto de la
vegetación. Es la especie que más aporta biomasa y nutrientes a los suelos del
páramo, además de eso algunas especies de animales viven en sus hojas. Por esto
su permanencia es necesaria para mantener el ecosistema.
El musgo que vive en los páramos captura la humedad presente
en el ambiente y la retiene, de esta forma empieza a llegar el agua al suelo y
luego empieza a acumularse formando riachuelos que luego formaran ríos.
De esta forma se ve como un ecosistema tan agreste es
productor de un recurso tan valioso como el agua, por eso se debe velar por la
protección de este lugar. El gran frailejón podrá ser grande, pero es debido a
la lucha que ha hecho contra la naturaleza, para luego ser uno de los
guardianes que custodian las fábricas de agua.
Gran Frailejón, Regente del páramo.
Ante las adversidades te impones y creces a lo largo.
A pesar de tu tamaño, nos muestras la fragilidad de tu
entorno.
Un lugar frío, que es esencial para nuestros cálidos
alimentos.
Fuentes:
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