viernes, 12 de julio de 2019

El gran frailejón, el regente del páramo.




Los páramos son ecosistemas únicos y delicados.

Estos se caracterizan por encontrarse a altitudes mayores a 3000 metros sobre el nivel del mar. Por lo que presentan bajas temperaturas, alta radiación UV, bajos niveles de oxígeno y fuertes vientos fríos. 

 Debido a estas condiciones existen fuertes limitaciones para las criaturas que viven allí, por lo que el crecimiento de las plantas y la descomposición de la materia orgánica es lenta. Estas condiciones anteriormente mencionadas hacen que este ecosistema sea bastante frágil a cualquier tipo de alteración.








En este ecosistema se encuentran muchas especies únicas. Las plantas que viven allí por lo general son matorrales y arbustos, esto se debe a que se presenta un poco absorción de nutrientes por parte de las raíces.  También los animales tienden a ser pequeños siendo los más notables los venados y el oso de anteojos.

Estos inhóspitos lugares son bastante importantes debido a que allí se regula y se genera el agua que alimenta los ríos y refresca a las personas que viven debajo de las montañas.

En este ecosistema también se encuentran especies únicas, las cuales ayudan a mantener el funcionamiento ecológico de este hábitat. Pero muchas de las criaturas que viven en este lugar están adaptadas a estas condiciones específicas, por lo que son muy vulnerables al cambio climático, el cual cambia las condiciones a los que las especies ya estaban acostumbradas e incluso trae cambios a la dinámica de ecosistemas. Un ejemplo de esto es que el aumento de la temperatura permite la proliferación de escarabajos, polillas y hongos que terminan siendo plagas de las plantas.

También a las actividades económicas masivas que se realicen en el páramo traen consecuencias. Por ejemplo, la siembra de pastos para ganadería, genera que la hierba detenga la sucesión ecológica y por lo tanto no crezcan plantas nativas, ya que las especies de pasto son altamente competitivas y absorben los pocos nutrientes y el agua que hay en suelo del páramo.

En este calmado lugar encontramos plantas como chusques (Chusquea), puyas (Puya) y encenillos (Weinmannia), pero la especie más representativa de este ecosistema es el frailejón (Espeletia), esta planta solo se encuentra en los páramos de Sudamérica.

Este grupo de plantas presenta un tallo grueso y en la parte superior, sus hojas suculentas y velludas forman una roseta en forma de espiral. Este tipo de adaptaciones le ayuda a adaptarse a condiciones extremas como la radiación UV, el frío y la escasez de agua.

Espeletia grandiflora, planta que recibe el nombre del gran frailejón es aquella que a pesar de las adversidades de su hogar se ha impuesto con un tamaño de dos metros, destacando sobre los matorrales y otras especies de frailejones, un logro teniendo en cuenta que destaca sobre el resto de la vegetación. Es la especie que más aporta biomasa y nutrientes a los suelos del páramo, además de eso algunas especies de animales viven en sus hojas. Por esto su permanencia es necesaria para mantener el ecosistema.

El musgo que vive en los páramos captura la humedad presente en el ambiente y la retiene, de esta forma empieza a llegar el agua al suelo y luego empieza a acumularse formando riachuelos que luego formaran ríos.

De esta forma se ve como un ecosistema tan agreste es productor de un recurso tan valioso como el agua, por eso se debe velar por la protección de este lugar. El gran frailejón podrá ser grande, pero es debido a la lucha que ha hecho contra la naturaleza, para luego ser uno de los guardianes que custodian las fábricas de agua.

Gran Frailejón, Regente del páramo.
Ante las adversidades te impones y creces a lo largo.
A pesar de tu tamaño, nos muestras la fragilidad de tu entorno.
Un lugar frío, que es esencial para nuestros cálidos alimentos.

Fuentes: 




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